miércoles, julio 21, 2004
Y ví los silos. Y pensé en Platón y la IDEA.
Era claro, los arcoíris reales nunca se acercarían siquiera a la IDEA de arcoíris.
Cuando uno habla de arcoíris, piensa en perfectas curvas cenitales con toda la gama de colores, mientras que, en realidad, los arcoíris reales suelen ser bastante menos espectaculares que lo que uno quisiera.
Apenas unas sencillas alternancias lumínicas entre las nubes, que casi sin forma, mueren a escasísima distancia de donde habían nacido.
Seamos sinceros. Si se quiere ver un lindo ARCOÍRIS, no queda otra que girar un compact y "blandirlo" frente a una fuente de luz dando suaves cambios angulares.
Quizás, allí radique la belleza.
Era claro, los arcoíris reales nunca se acercarían siquiera a la IDEA de arcoíris.
Cuando uno habla de arcoíris, piensa en perfectas curvas cenitales con toda la gama de colores, mientras que, en realidad, los arcoíris reales suelen ser bastante menos espectaculares que lo que uno quisiera.
Apenas unas sencillas alternancias lumínicas entre las nubes, que casi sin forma, mueren a escasísima distancia de donde habían nacido.
Seamos sinceros. Si se quiere ver un lindo ARCOÍRIS, no queda otra que girar un compact y "blandirlo" frente a una fuente de luz dando suaves cambios angulares.
Quizás, allí radique la belleza.
