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lunes, julio 03, 2006

Y, FINALMENTE, NACIÒ EMILIA...

jueves, enero 26, 2006

Es inútil.
Querer programar, modelar o intentar siquiera pensar un destino, se convierte ( más allá del evidente juego de palabras ) en un desatino.
¿Cuál es el futuro que soñé?
¿Padre de familia, con mi pareja, trabajando como uno más en algo medianamente simpático?
¿O suerte de estrella de rock, saliendo todas las noches, sin un trabajo fijo estable, y llevando la carga constante de "eterno pendejo"?
Supongo que el ideal era algo intermedio.
Ya pasé por la de "trabajar" en la radio, armando shows de rock and roll, trabajar de DJ, en antros, en cabarets, hasta en fiestas infantiles...
Cuando era chico escuchaba una radio. Quince años después, me encuentro programando la música que van a escuchar otros en esa radio.
Cuando era chico, iba a "bailar" a un lugar. Diez años después, me encuentro siendo el DJ residente del sitio.
¿Eso me llena? NO
Tengo casa propia si quiero. Tengo una chica que dice amarme como nadie.
¿Eso no era suficiente?
"¿Dónde querés trabajar?" , me preguntaba a mí mismo con frecuencia.
"En una disquería", era la respuesta más frecuente.
Hecho.
Tenés este trabajo en esta disquería ( casi sin calentarte ) y listo.
¿Eso me llena?
Otra vez, NO.
¿Entonces?
Un vacío se llena con algo. Se fue uno...
¿Un hijo? Necesito algo que me conmueva, que me sacuda de este aburrimiento constante.
Puede ser esa la clave: un hijo.
Veremos.

viernes, enero 06, 2006


morí yo.
y murió mi hijo.
Con la llegada del mágico embuste
pasto, agua, muerte...
cada vez menos lazos
vé en paz, TOTO
navega por aguas calmas
y salta hacia tu cielo


domingo, diciembre 25, 2005



miércoles, noviembre 23, 2005


"EL HOMBRE DE LA ROSA"
(O de como una deuda de $200 pesos se transforma en un trabajo en un cabaret)
Ya les pasó a Los Beatles, claro.
Eso de trabajar en un cabaret, durmiendo poco, "musicalizando" los shows de las damiselas que en 4 u 8 minutos (dependiendo si bailan uno o dos temas) quitan todo velo de sus cuerpos para mostrarse desnudas como recién nacidas.
Qué contar?
El lugar en sí no está mal. Buenos equipos, buena música...
Bebo de arriba ( y miro también de arriba, en uno u otro sentido).
Me indican cosas como: "Ahora sube Romina y baila el tema 4 y el 7 de este compact", Escribana: -"Hacemos un sorteo"
Yo: - "Qué sorteamos?"
Escribana: - "Una chica".
Yo: - "Ah... bueno...".
La gente que asiste va desde la barra de amigotes "bananas" que les gritan cosas a las chicas y cuando estas los hacen subir al escenarios callan para siempre, al vejete verdoso... vaso de whisky en mano, mirada lasciva...
Mi trabajo incluye: música funcional y de shows, manejo de luces (del bar y del escenario), "animación", encendido y apagado constante de extractores e inyectores de aire, y programación del DVD.
Hay un par de números picantes ("La Morgue", "La Viuda", uno de Sadomasoquismo) y algún otro más convencional.
Cuando las luces del escenario se apagan, la música se corta, y se encienden las luces blancas, todo los empleados nos acercamos a la barra a tomar algo... las chicas ya no son las "comehombres" de hace media hora, ahora hablan de cosas banales (compras, novios, etc.), Milena, el transformista que me ayuda a conducir la noche, se quita todo y queda un joven de interesante parecido a Pablito Ruiz.
Afuera, el sol comienza a salir.
Una vecina baldea la puerta de su casa y mira ya acostumbrada a este extraño grupo de gente que sale del bar. Algunos taxis en la puerta esperan a las habituales clientas noche tras noche. "Nos vemos mañana" saluda Rita, la mujer que limpia el lugar.
Salgo de ahí tras 6 ó 7 horas de vivir en una realidad paralela donde todo es artificio.
Miro las caras de los demás y lo entiendo: ellos piensan lo mismo: "Ya Falta Menos"

lunes, noviembre 07, 2005


Todo fluye en espirales.
Cuando los átomos que bailan en mí se aburran y abandonen este cuerpo ¿En qué construcciones se volverán a juntar? ¿Qué palabras vacías volverán a susurrar?
Hacía mucho que no experimentaba el despegue físico.
Esa sutil elevación unos centímetros por encima del pecho. El acelerado ritmo cardíaco, el temblor en las febriles sienes.
Y siempre, al finalizar, la exhalación.
Como para confirmar la vuelta a salvo.

martes, octubre 25, 2005

"El barrio tiene un nuevo drogón", murmura una vieja asomada apenas por el hueco ruín que deja la cortina sobre el ventanal de la calle Reconquista.
Camino por el medio de la calle (adoquinada, of course) de frente a un inexistente tránsito.
Fumo uno contento.
Olor a fresco. El río es un simple generador de aire puro a un par de cuadras.
En el disc man, late Chet Baker.
Releer sobre la Generación Beat, obliga a ciertos placeres (y algunos excesos, para ser justos).
La tentación de la palabra es fuerte.
Arroyito de noche es bello.
Sobrio, por momentos... Misterioso, girando la vista.
Hay calles PRECIOSAS.
Perros amigos. Gatos huidizos.
Noches en Arroyito. Las que son. Las que vienen.
En el SILENCIO está la felicidad.
La PAZ.

lunes, octubre 03, 2005

Finalmente, todo se reduce al azar.
El curso que toman las volutas de humo, el trozo de papel que elije el fuego para consumir en su ataque al cigarrillo.
Un segundo basta para liquidar un enamoramiento. Una duda. Una pregunta.
Dilatar ese primer beso esperando la mejor chance (y ya sabemos que pocas veces hay una segunda oportunidad).

Optar por no buscar el preservativo dejando todo librado a la suerte.

Y luego, un hombro perfecto. Blanquísimo (las mujeres tostadas nunca me parecieron atractivas, se sabe).
El infinito segundo previo al click del mousse. Ese aguantar el índice en el aire en una vana lucha contra la ley de gravedad (y el propio convencimiento).

Y un perro, en silencio, me dice todo. Me veo en sus ojos y algo cambia. Que se entienda: ÉL me muestra mi reflejo en sus ojos.

Y llega el calos a los dedos. El fuego podría consumir más que el papel. Cambio de posición.
El calor cada vez más cerca de mí. De mis dedos, mi boca y mi alma.
Finalmente, todo se reduce a pensarlo.
Y, entonces, serlo.

lunes, septiembre 26, 2005

SKATALITES.
Sábado 24 de septiembre, Teatro Armenio (BsAs)

Me gusta el reggae, diría Pitty.
Y me gusta la música en general. Uniendo los dos gustos, no es para nada dificil llegar hasta el Ska, género anterior al reggae y también originario de Jamaica.
Mientras a principios de los sesenta, el mundo vibraba al ritmo beatle, en Jamaica se volcaban a este ritmo "jazzeado" por momentos, pero con reminiscencias centroamericanas, también.
La banda que comenzó con este chiste fue Skatalites.
Dicen que de ahí surgió el reggae, haciendo más lento el ritmo, más cadencioso.

Con estos pocos datos me acerco hasta el Teatro Armenio (dentro de un club) para encontrarme con: mucho rasta, mucho skato, olores típicos y una banda.
Una banda que le pinta la cara a cualquiera. Ocho músicos en escena (dos saxos, trombón, y trompeta; teclado, guitarra, bajo y batería) más el excelente agregado de una de las vocalistas originales del combo: Doreen Schaffer (reconozco que el tribunero "olé, olé olé olé, Dorín, Dorínnnn" (sic) estuvo de más).
A pesar de ser 2 (aparte de la dama) los miembros originales de la banda (el otro es el baterista, Lloyd Knibb) la batuta está a cargo de Lester "Ska" Sterling. Este simpático hombrecito de rastas sopla el saxo con unas ganas y un virtuosismo contundente.
Casi dos horas de show a puro saltito desgasta y divierte.
En las gradas superiores, Flavio Cianciarullo, Sergio Rotman, Mimí Maura, Hugo Lobo y demás invitados ilustres (teniendo en cuenta que, guste o no, los Cadillacs difundieron bastante del ska que se conoce por acá) sonreían y bailaban.
Como todos los presentes.
Puntuación: XXXX (cuatro víctimas)

miércoles, septiembre 14, 2005

Hoy me morí-

Sí. Hoy me morí. O me maté, que para el caso es lo mismo.
Entendí a la serpiente que muda su piel.
Me preguntaba por qué seguir sosteniendo una figura creada hace tantos años y ya obsoleta.
De qué me sirve ese gesto, esa pose?
Despojarme de pieles resecas.
En los últimos 5 años conocí a mucha gente.
Algunas personas fueron quedando en el camino por no saber cómo, no poder o no querer continuar con ese vínculo.
Necesito ser más liviano, pero siempre me costó desprenderme de los souvenirs (humanos o no).
No me gusta tirar revistas viejas, ni eliminar contactos, ni retirar saludos.
Pero, en ocasiones, se hace necesario para poder mirar de una buena vez (me resisto a poner "puta vez", yo no hablo así) hacia el frente.

Que sólo quede lo escencial. Lo verdadero. Lo real.

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